LA ERÓTICA
(Sobre la poesía de Noris Pacheco)
Por: María Eugenia Bravo
La erótica de la mujer contemporánea es muy distinta a la de María Calcaño o la de Olga Luzardo, ambas autoras además sitúan los sujetos de su opoética en un contexto campestre; mientras que las autoras venezolanas posteriores lo hacen desde la ciudad, dejande ver ámbitos de la cotidianidad, aspecto en el cual se empinan sus zapatillas de cenicienta postmoderna, para desplegar una rebeldía que deja atrás los prejuicios y asoma también otros espacios como la militancia, presente en Olga Luzardo.
Noris Pacheco (Cabimas, 1965) en Dios se vistió de Mujer (Ediciones Madriguera,2016), titulo que parafrasea uno de Rafael Ernesto López, al afirmar a la mujer como diosa femenina y desplegar la ironía, el desparpajo y la crudeza en estas páginas expresa, contrario a lo que se piensa, un sujeto femenino que baja del pedestal y asoma al lector, no sólo sus pulsiones más íntimas sino sus fobas y hasta sus secretos.
Cómo olvidar cuando escuchamos y leemos a Noris, la displicencia de una Lydda Franco o la mordacidad de una Miyó Vestrini, también la contundencia verbal de una María Auxiliadora Alvarez, y que me perdone Alberto Rodríguez Carrucci si ahora quedan sin efecto eso de las influencias. Tal vez sería mejor hablar de las vertientes, pero como del río venimos y vamos hacia las aguas del utero, el recurso del método de Noris, se despliega en diversas estrategias verbales y de la mujer, que áun siendo madre y esposa, puede estremecerse con la mirada de un amigo o el recuerdo de un antiguo amor en el texto El hombre de la radio.
La frescura y espontaneidad en el estilo, muestra un abanico de posibilidades en esta poesía, en la cual pone en jaque el romanticismo de Neruda y sorprende al lector con una actitud muy de la antipoesia en el poema: Cuando callado vas, cito: "Cuando callado vas conduciendo,/tan callado que me asustas/invento preguntas y alargo las palabras/para que no haya silencio/ me molestan tus monosílabos/ me molesta que hables por teléfono/ me revuelco en el asitnto/Odio a Neruda/que se vaya al infierno".
El anecdotario de amor, cuando su fuego se va apagando, cuyo preludio erótico "apenas sirve para una tarde de té", la forma astuta en que desplaza sus encantos al amante, cuyo logro es socavar lo cursi e incluso burlarse de ella misma: "en esta ridícula pose de dama inglesa" dan un click o guiño pícaro al lector en Quiero soltarme la ropa para ti. En suma, las autoras zulianas están haciendo buena poesía y aprobando un casting (sin poses) en el cual resisistir en el arte, es sinónimo de presencia y novedad en la impronta femenina, revolucionando su época y el habla del cuerpo.
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